A la hora de pensar en el agua que consumimos, hay que tener en cuenta que cada persona ocupa alrededor de 45 litros de agua potable, la cual procede tanto de embalses como presas, que están sometidas en todo momento a un rígido proceso de potabilización por parte de profesionales. La salud de las personas se relaciona directamente con el tratamiento que reciben las aguas residuales, por ello, al terminar los pasos pasan por medio de depuraciones de aguas residuales para así respetar las condiciones de los ríos de la región.
Pantanos y manantiales alimentados por aguas subterráneas y ríos
En España se han llegado a contabilizar desde el año 1900 un total de 57 presas con una capacidad de 106 hectómetros cúbicos, aunque en la actualidad supera los 53 000 hectómetros. Gracias a la estación de tratamiento, que deriva el agua de los embalses, manantiales o pantanos, se realiza el acondicionamiento para que el agua sea consumida por el ser humano. Este proceso se realiza gracias a la eliminación de tres tipos de sustancias diferentes, los materiales orgánicos y la materia mineral, la igual que los contaminantes biológicos.
Estaciones de tratamiento de agua potable
Las estaciones son estructuras que convierten el agua bruta o natural en agua potable para el ser humano, estas se encuentras ubicadas en instalaciones cercanas a puntos de captación de agua, como pueden ser depósitos, embalses y canalizaciones, las cuales se van distribuyendo a los hogares. El proceso de este tipo de tratamiento comienza con la preoxidación, que introduce en el agua un agente químico que reacciona con materias orgánicas e inorgánicas disueltas en el agua.
Después de este proceso se realiza la coagulación y floculación que elimina las partículas responsables de la turbiedad y da el color cristalino al agua. Cuando termina este proceso, se realiza el paso de la decatación, donde el agua que circula a baja velocidad va depositando los coloides y partículas que se han ido formando durante el proceso.
En último lugar se ajusta la acidez del agua mediante reactivos químicos, los cuales evitan que se corran las tuberías.
Comprobación del éxito del proceso
Cuando se terminan todos estos procesos, los laboratorios analizan el agua, para que así puedan evitar que algunos microorganismos queden disueltos en el agua. Para este proceso se añade una sustancia oxidante, como compuestos de cloro, para a´si garantizar la plena calidad del agua y evitando contaminaciones accidentales.
Análisis y controles
Para que el agua sea potable tiene que superar unos análisis y controles que se hacen en los laboratorios, para que así se eviten problemas de olores, sabores, turbiedades o colores desagradables.
Canalización y suministro
El agua para finalizar el proceso es introducida en las redes de abastecimiento, donde tras conseguir el visto bueno, se envía a los núcleos urbanos. En varios puntos del abastecimiento, se hacen controles para prevenir posibles infecciones, así se consigue un agua mucho más saludable.
Finalmente se devuelve el agua en las mejores condiciones posibles
Con el incremento del consumo de agua también fueron aumentando las aguas residuales, por ello uno de los primeros pasos para evitar problemas medioambientales es la construcción de colectores, con el objetivo de devolver el agua a su curso con las mejores condiciones posibles. Si en algún momento del proceso se ha equivocado en algún paso entre en https://www.desatascostoledo.com y le informaremos desde 0 otra vez para que realice correctamente la operación.
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